Masticar hielo es un hábito muy común, especialmente en regiones calurosas. Sin embargo, al igual que sucede con otros alimentos duros, puede tener graves consecuencias a largo plazo para la salud de tus dientes.
En este artículo, te contaremos todo lo que debes saber sobre el impacto que mascar hielo puede tener en tus dientes y te compartiremos algunas alternativas para que puedas refrescarte sin comprometer tu salud dental.
¿Por qué masticar hielo es dañino para los dientes?
Uno podría pensar que, como el hielo no es más que agua congelada, no puede ser tan malo para los dientes. Después de todo, es comestible y se derrite rápidamente, ¿verdad? Sin embargo, la realidad es que, con cada bocado de hielo, estás sometiendo a tus dientes a mucha tensión, lo que provoca la aparición de pequeñas grietas que pueden dañar el esmalte protector de los dientes y hacer que se rompan con el tiempo. Este daño es aún mayor con los cubos de hielo más grandes.
Masticar hielo puede causar los siguientes problemas:
- Daño a los brackets de ortodoncia
Si llevas brackets, masticar hielo puede dañarlos a medida que también daña tus dientes. Esto podría poner en riesgo tu tratamiento de ortodoncia y causar otros problemas.
- Dolor muscular
Masticar hielo requiere una fuerza excesiva de los músculos de la mandíbula, lo que puede causar agotamiento y dolor.
- Daño al esmalte
El esmalte, la capa externa de tus dientes, es la sustancia más dura de tu cuerpo, pero no es indestructible. Masticar hielo puede provocar microfracturas en los dientes que no se pueden restaurar y, con el paso del tiempo, pueden convertirse en grietas.
- Sensibilidad dental
A medida que el esmalte de tus dientes se daña, estos se hacen más sensibles al calor y el frío.
- Mayor riesgo de caries
Las microfracturas y las fracturas progresivas dejan tus dientes vulnerables a las caries.
- Daño a las restauraciones dentales
Masticar hielo puede astillar o romper empastes y coronas, especialmente si los dientes ya están comprometidos. Las coronas de porcelana, por ejemplo, pueden ser fuertes, pero aun así pueden agrietarse o romperse.
Estas alternativas a masticar hielo pueden ayudarte a dejar el hábito
- Espera a que se derrita: En lugar de masticar el hielo, deja que se derritan lentamente en tu boca. Seguirás disfrutando la sensación refrescante del hielo sin dañar tus dientes y te durará más que si lo masticas.
- Sustituye por tipos de hielo más suaves: Los helados, granizados o incluso el hielo suave, también conocido como “hielo nugget”, son una excelente alternativa para refrescarte.
- Busca las causas del hábito: Si masticar hielo te resulta irresistible, díselo a tu dentista u otro profesional de la salud. El deseo de masticar hielo podría estar relacionado con una carencia de hierro y un suplemento de hierro podría ayudarte a dejar el hábito.
- Prueba alimentos crocantes: Si lo que te gusta es la sensación crocante al masticar hielo, comer frutas o vegetales fríos, como manzanas y zanahorias, puede ayudarte a resistir la tentación. Esto también podría ser bueno para tus dientes, ya que el material fibroso de ciertas frutas y vegetales estimula la producción de saliva, que actúa como un enjuague bucal natural y ayuda a limpiar tus dientes.
Como puedes ver, este hábito que parece tan inofensivo en realidad es muy perjudicial. Si sueles comer hielo, te invitamos a contactarnos y agendar una consulta para que conozcas el estado de tus dientes y recibir cuidado profesional.